PORQUE CUANDO PARAMOS EL TIEMPO... NOS LLEVAMOS UNA SORPRESA
El 15 de junio de 1957, en la ciudad
de Tulsa, Oklahoma (Estados Unidos), fue enterrado un flamante Plymouth
Belvedere Sport en una bóveda de cemento, junto a otros objetos comunes
de la época (algunas cervezas, un paquete de cigarrillos, pinzas para el
pelo, un ticket de aparcamiento sin pagar etc), como parte de las
celebraciones del 50º aniversario de la ciudad.
En aquellos años, Tulsa era una de las
ciudades que más coches tenía por habitante, y se les ocurrió que la
mejor forma de mostrar su orgullo a las futuras generaciones, sería
dejando como testimonio una cápsula del tiempo.
Este asunto de enterrar el auto en un
sarcófago tenía lo suyo; su nuevo dueño sería quien adivinara o más
cerca estuviese del número de la población exacta de la ciudad después
de medio siglo (o sea en el 2007), por lo que el resultado se conocería y
el premio se adjudicaría después de 50 años. El búnker se abriría el 15
de junio de 2007 y se entregaría el premio al feliz ganador o a uno de
sus descendientes.
El organizador de esta novedoso
evento, fue Virgil Exner, quien pensó que ésta era la única forma de que
la gente del nuevo milenio se pueda hacer una idea del buen gusto y la
visión futurista que tenía el pueblo en 1957.
Por cierto, el ganador o sus
herederos, también serían los afortunados propietarios una cuenta de
ahorros con 100 dolares, que iría ganando su correspondiente interés
bancario durante 50 años. En aquella época esa cantidad equivalia a unos
800 dolares actuales.
El coche, con apenas 6 Km de recorrido
(la distancia desde el concesionario), fue sellado en una bóveda de
concreto subterránea, de aquellas que tan de moda se encontraban en
aquella época por el asunto de la Guerra Fría. Se suponía que el bunker
estaba construido bajo los orgullosos estándares americanos, y de hecho,
fue publicitado como un sitio construido para resistir un ataque
nuclear.
Este búnker permaneció allí durante medio siglo, justo en la intersección de la 6th Street y Denver Avenue, enterrado bajo un pequeño parque, donde sólo una placa metálica recordaba el curioso y original evento a las nuevas generaciones.
Para inicios del 2007 comenzaron con
los preparativos para la tan esperada apertura, pero el día del evento,
toda la gente se llevó una gran desilusión.
Con la prensa y televisión como
testigos, la bóveda fue desenterrada y abierta el 14 de junio 2007
durante las celebraciones del centenario del Estado. Recién ahí se
dieron cuenta que el hormigón con el que había sido construido el
búnker, era todo menos impermeable, y que sus uniones en la cubierta
nunca habían sido herméticas, por lo que hubo medio siglo de
filtraciones y goteras que dejaron prácticamente inservible al vehículo.
Sin duda había sido un caso de
negligencia en la construcción del silo, o desde el inicio no se lo
tomaron tan en serio al asunto. El auto se encontraba en un estado...
deplorable.
Curiosamente más bien, el resto de
artículos enterrados en el baúl del vehículo resultaron ilesos, aunque
algo enlodados y herrumbrados. Entre lo que se pudo recuperar estaban
algunas unidades de cerveza Schlitz y latón grande de gasolina que iba a
ser utilizada para encender el auto, en caso de que ésta ya no fuera el
combustible utilizado para vehículos en el 2007.
Como les había comentado, este coche era el premio que ganaría la persona que más se acercara a adivinar la población de Tulsa en el 2007, y el afortunado resultó ser un tal Raymond Humbertson, quien vaticinó que esa cifra sería de 384.743 frente a la cifra real que fue de 382.457. Sin embargo este señor Humbertson había muerto en 1979 y su esposa en 1988, no tuvieron hijos, así que se localizó a uno de sus sobrinos
Como les había comentado, este coche era el premio que ganaría la persona que más se acercara a adivinar la población de Tulsa en el 2007, y el afortunado resultó ser un tal Raymond Humbertson, quien vaticinó que esa cifra sería de 384.743 frente a la cifra real que fue de 382.457. Sin embargo este señor Humbertson había muerto en 1979 y su esposa en 1988, no tuvieron hijos, así que se localizó a uno de sus sobrinos
Revisando los registros del concurso
se puede observar algunos datos curiosos, como el año de nacimiento de
quienes se participaron, que iba desde 1888 al mismo 1957, y entre sus
predicciones para el número de habitantes después de 50 años, habían
cifras que iban desde cero hasta "alrededor de 2 billones de personas" (sic).
La población de Tulsa hace medio siglo bordeaba los 250.000 habitantes,
lo que significa que en todo este tiempo se incrementó en un 54%.
Algunos expertos en autos clásicos
creen que el Belvedere se hubiese avaluado en unos $ 50.000 si el bunker
lo mantenía en buenas condiciones, pero que resultó estar tan dañado y
corroído que su valor actual es sólo histórico.
Ahora bien, fíjense en esto. En 1998, casi diez años antes de desenterrar el auto,
y sin imaginarse los pobres resultados de la famosa cápsula de 1957,
los hijos y descendientes de los primeros futuristas decidieron crear otra para su propia generación.
Es así que las autoridades
construyeron en ese año otra cápsula del tiempo que "deberá ser abierta
en el año 2048". Ahora esta fue construida en un parque de Tulsa y
contiene un flamante Plymouth Prowler 98, un hermoso prototipo futurista
de aproximadamente $ 300.000 del que la Chrysler sólo hizo 12 mil
unidades bajo pedido hasta el 2002. Definitivamente ahí está encerrado
un verdadero clásico.
Con toda la publicidad y fanfarria que
se desplegó en el 2007, para luego desilusionarse con una chatarra
oxidada, la gente de la ciudad fue perdiendo el interés y las
expectativas en la cápsula de su generación. De todas formas es lógico
que se hayan casi olvidado del proyecto porque son conscientes de que no
todos seguirán por aquí en el 2048.
Eso sí, esperan mejores resultados
para sus nietos porque esta vez la tapicería y el motor fueron
cuidadosamente cubiertos con plástico, y el búnker no se encuentra bajo
tierra, sino a nivel del parque.
Junto con el coche también dejaron un oso de peluche de los que estaban de moda ese año, un par de patines en línea, un sobre con cuatro billetes de $ 50, un teléfono celular, un uniforme de los carteros de la ciudad, álbumes de fotos familiares, un six pack de la cerveza del pueblo y otras nimiedades.
No sabemos que encontrarán en el 2048,
y ni siquiera se sabe quién abrirá esta nueva cápsula. Lo que me parece
fascinante en este experimento social, es que mantiene a un pueblo
esperanzado en un futuro, al menos no tan inmediato.
Por cierto, los sobrinos recibieron esa cuenta de ahorros, con un poco más de $ 700 en total (intereses más capital), que le rindieron esos $ 100 iniciales durante 50 años.
Por cierto, los sobrinos recibieron esa cuenta de ahorros, con un poco más de $ 700 en total (intereses más capital), que le rindieron esos $ 100 iniciales durante 50 años.
Quien no se ha imaginado lo que seran
de los objetos actuales dentro de 50 años, por ejemplo... Curioso,
verdad?
Fuente: sentadofrentealmundo
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