“El megaterremoto de Japón es sólo el principio”, sentencia Valeri Abramov, el mismo científico que predijo el sísmo nipón hace 14 años.
Según el reputado geólogo, el planeta registra una peligrosa
actividad sísmica que traerá importantes desastres naturales al Extremo
Oriente ruso y al oeste de Japón, entre otros puntos geográficos.
La actividad sísmica mundial no cesa (puede seguirse casi
en tiempo real a través del Monitor Sísmico de IRIS) y Abramov es de los
pocos que opina que los terremotos pueden predecirse.
Tras haber predicho el sísmo de 9 grados, ahora advierte sobre la
posibilidad de nuevos megaterremotos y posteriores tsunamis que, en el
caso de Japón, sufriría la parte occidental del archipiélago, por lo que
se desplazaría hacia el oeste con respecto al sismo registrado en
Sendai, afectando también al territorio ruso:
La intensidad de estos posibles terremotos alcanzaría dimensiones catastróficas en Japón. Por
su parte, el territorio ruso sufriría sacudidas de intensidad no
inferior a 8 grados en la escala Ritcher, concretamente en la región de
Primorie, y que serían superados hasta en dos grados en la península de
Kamchatka.
La falta de infraestructuras preparadas para soportar sismos
en la costa rusa podrían provocar un desastre mucho mayor que el
ocurrido en Japón, esta vez destruyendo el 90-95% de los edificios”,
alerta Abramov, jefe del laboratorio de geología regional y tectónica del Instituto del Océano Pacífico.
También se espera el despertar de volcanes inactivos y la aparición de otros nuevos, según los mapas de peligrosidad sísmica en Eurasia y Rusia.
“La estructura del interior de la Tierra es compleja. En todos los continentes hay embudos tectonosféricos y su actividad provoca todo tipo de catástrofes. Según nuestra teoría, vivimos un momento de bombeo activo desde el núcleo de la Tierra hasta su corteza, y a este proceso lo llamamos el fenómeno de la activación del planeta“
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