Curiosidades que no sabías sobre los antiguos romanos
Denario de plata del Emperador Vitelio |
Curiosidades de los romanos de la
antigua Roma:
El emperador romano Vitelio (14-69
d.C.) introducía una pluma de ave, generalmente pavo real, en la garganta para
así provocar las náuseas y el vómito. El Vomitorium, era el lugar donde los
romanos pudientes, después de los banquetes, vomitaban la comida para poder
seguir comiendo.
Según los biógrafos del Emperador
Maximino, éste llegaba a ingerir 16 kilos de carne y 32 litros de vino en una
sola comida. En un desayuno, el Emperador Albino ingirió la desorbitada cantidad
de 500 higos, 100 melocotones, 10 melones, 48 ostras y 2 kilos de
uva.
El mayor banquete de la historia fue el
ofrecido por Julio César para celebrar sus victorias en Oriente. Invitó durante
varios días a 260.000 personas y comieron en 22.000 mesas. El Emperador Romano
Nerón enfriaba sus zumos de fruta y sus vinos con hielo o nieve traídos de las
montañas por sus esclavos, por lo que puede considerarse el inventor del
sorbete.
El rodaballo, una especie de pez plano
que habita en los fondos marinos, era mucho más caro que la vaca. La salsa garum
se utilizaba masivamente, añadiéndose a cualquier plato, e incluso al agua o al
vino. Las vísceras de pescado (atún, caballa y esturión) se ponían en maceración
con salmuera y se dejaban secar al sol durante dos o tres meses. El más caro era
el realizado en Cartagena y se cotizaba a 180 piezas de plata el litro de
salsa.
En el Imperio Romano existían una gran
cantidad de platos exóticos o raros, como los sesos de alondra con miel, lenguas
de flamenco o ruiseñor, talones de camello, cresta de aves, pezones de
cerda....
En el circo romano, los espectadores
trataban de conseguir sangre del gladiador victorioso ya que creían que ésta les
daba salud y suerte. Y con el sudor las mujeres hacían cremas para el cuerpo.
Las mujeres, y en especial las matronas, pagaban sumas desorbitadas por pasar la
noche con un gladiador o atleta musculoso, e incluso algunas ponían como
condición que no se lavaran después de la lucha o la competición.
El calendario romano tenía unos 200
días festivos, había uno o dos días festivos por cada día
trabajado.
Los emperadores romanos regalaban trigo
y entradas para los juegos circenses (carreras de carretas y otros) como forma
de mantener al pueblo distraído de la política. De ahí surgió en el siglo I la
locución "Panem et circenses" (Pan y circo). Uno de los espectáculos que más
gustaba en Roma consistía en atar a un hombre a una estaca y ver como una fiera
hambrienta lo despedazaba. Si moría muy rápido o los desgarros no eran muy
espectaculares, el público se enfadaba y pedía mas sangre.
La palabra candidato proviene de la
palabra latina candidus (blanco), y hace referencia a la ropa blanca que vestía
el aspirante para demostrar la pureza de sus intenciones políticas. La ley
Pompeya condenaba a los parricidas a morir dentro de un saco que era arrojado al
mar, y que contenía un perro, un gato, una víbora y un mono.
Una ley antigua prohibía que las
condenadas a muertes fueran estranguladas si eran vírgenes. Según nos cuenta
Suetonio, los verdugos primero las violaban y luego las ejecutaban. Así cumplían
la ley. La palabra ladrón proviene de ladro, que significaba soldado. Debido a
los continuos saqueos y robos que realizaban las tropas romanas.
Los romanos juraban decir la verdad
apretándose los testículos con la mano derecha. De esta costumbre romana procede
la palabra testificar. En la provincia de Sicilia, en la época del gobernador
Verres, las familias de los condenados a muerte sobornaban a los verdugos para
que éstos decapitaran al reo de un solo golpe y no le diesen pequeños golpes
para que éste sufriera y se desangrara poco a poco.
Los romanos juraban decir la verdad
apretándose los testículos con la mano derecha. De ahí
testificar...
Curiosidades Sexuales
El símbolo de Pompeya, la antigua
ciudad romana que fue destruida por la erupción del volcán Monte Vesuvius, era
un pene con alas. Con él, pretendían evitar el mal de ojo por las envidias de su
prosperidad. El símbolo utilizado por los romanos para ahuyentar la mala suerte
era cruzar los dedos, que ha permanecido hasta nuestros días. Los romanos
distinguían 3 tipos de besos: El osculum, que se daba en la mejilla entre
amigos; el basium, en los labios; y el suavem, que se daban los amantes. La
prostitución, término que proviene del término latino prostituere, que significa
literalmente "exhibir para la venta", era considerada como un bien social. Se
comenta que donde había un campamento romano o si estaban acampados por cierto
tiempo, no tardaba mucho en aparecer un prostíbulo para contentar a la tropa. La
menta era considerada como un gran afrodisíaco. Es por ello que en tiempos de
guerra, se prohibió su cultivo y sus infusiones, para no debilitar a los
soldados.
Curiosidades Matrimoniales Si el marido
en la noche de bodas no era capaz de "desflorar" a su esposa, ésta consumía el
coito con una imagen de madera del dios Priapo, que era representado con un
enorme falo erecto. Para que en la noche de bodas al novio no le faltara
energía, las madres de las muchachas colocaban una jarra de miel junto al
lecho.
Cuando una novia se disponía a
atravesar el umbral de la casa del novio, adornado con una alfombra de ramas,
ésta era levantada por el novio, en recuerdo del episodio mitológico del rapto
de las sabinas. Las mujeres romanas, para evitar quedarse embarazadas, buscaban
amantes espadones, es decir, castrados en edad adulta y que no tenían, por
tanto, rasgos de eunuco.
La mujer pasaba del poder paterno al
del marido, y si se quedaba viuda al de su hijo mayor.
Higiene y Cosmética
Los romanos se lavaban diariamente la
cara, las piernas, los pies y los dientes con un trapo y una palangana; cada 8
días, por prescripción médica, se lavaban todo el cuerpo en un recipiente. A
partir del s.III a.C. se pone de moda la costumbre del baño y los ricos
construyen bañeras en sus casas. Para el aseo personal utilizaban: bastoncillos
para las orejas, espátula para los dientes, rascadores para todo el cuerpo, lima
de uñas...
Los romanos se lavaban los dientes con
orines siendo los de la Hispania los más cotizados. Se envasaban en ánforas
precintadas y eran repartidos por el Imperio. Para los romanos, bañarse no era
sólo cuestión de higiene, era una de sus actividades de ocio predilectas. En los
baños públicos romanos se compartía una esponja sumergida en un balde de agua
con sal para compartir la limpieza de la parte noble de las
nalgas.
Las letrinae eran los retretes,
públicos o privados, construidos de madera, piedra o mármol. Los sirvientes se
sentaban previamente para que cuando sus amos los usasen estuviesen calientes.
Los privados solían estar en la cocina. Las mujeres fabricaban su propia base de
maquillaje con vinagre, miel y aceite de oliva. Para conseguir un color
blanquecino en la cara usaban plomo (venenoso), excrementos de cocodrilo, harina
o polvos de talco. Sonrosaban las mejillas con nitrato rojo (venenoso).
Conseguían los pintalabios con frutas podridas, heces del vino o minio
(tóxico).
Popea (esposa de Nerón) en todos sus
viajes se hacia seguir por un rebaño de trescientas burras, que cada mañana eran
ordeñadas y así podía llenar su bañera de plata para su hidratante baño
matutino.
Popea |
Popea inventó la mascarilla, era una
mezcla de pasta y leche de burra que se aplicaba sobre el cutis y se dejaba toda
una noche. Para las arrugas utilizaban una mascarilla compuesta de arroz y
harina de haba. La depilación era utilizada tanto por hombres como por mujeres,
al considerarse cuestión de higiene, mediante pinzas de depilar, cera o resina,
cáscara de nuez quemada, cremas depilatorias...
En las barberías los hombres se
afeitaban, se cortaban el pelo y se hacían la manicura.
Las mujeres disponían de todo tipo de
utensilios para el cuidado del cabello: tintes, pelucas, postizos, peines (de
madera o de hueso), pinzas, cintas, diademas, rulos... Las familias ricas tenían
peluquera propia. Tanto los hombres como las mujeres utilizaban pelucas
(capillamentum) o se pintaban las zonas calvas. Las mujeres romanas consideraban
bello que las cejas estuvieran unidas sobre su nariz, para conseguir tal efecto
utilizan una mezcla de huevos de hormiga machacados con moscas
secas.
Los pantalones eran considerados una
prenda de bárbaros, pero curiosamente durante las guerras en la Hispania los
romanos adoptaron de los celtiberos las braccae (pantalones cortos). Para
perfumar a su señora, una esclava se llenaba la boca de perfume y lo pulverizaba
sobre su ama.
fuente del texto/
La Flecha
Vía/ Ciencia
Popular
0 comentarios:
Publicar un comentario