No, no, señores. Eso que ven en la foto no es una sandía tamaño familiar, sino la esmeralda más grande del mundo. Una descomunal joya de 57.000 quilates, de un peso superior a los 11 kilos y que está valorada en un millón de euros. Ideal para ponerla en un broche… para Godzilla.
La gema, con complejo de viajero, se extrajo de una mina en Brasil y fue tallada en la India, donde fue adquirida por un joyero de Calgary, Canadá. Su propietario la subastará el próximo 28 de enero en Kelowna , en ese mismo país. Además, la ha bautizado con un nombre muy bonito: Teodora, “regalo de Dioses”.
Pero… ¿es verdad que Teodora es la esmeralda más grande que existe?
Hay otras aspirantes al título. Una de ellas se exhibe en Colombia, y está valorada en 11.000 quilates y 2,2 kilogramos. Nunca se ha pretendido venderla ni pulirla. Se exhibe tal y como se encontró y sus propietarios ya declararon que “ni se ha tallado ni se va a tallar”. Está claro que no es, ni mucho menos, del tamaño de Teodora.
Otras que sí tienen un tamaño descomunal sería la famosa Esmeralda de Bahía. Pesa unos 341 kilos, aunque no ha sido separada del granito en el cual se encuentra incrustada. Tras ser vendida por un mercader, su rastro se perdió durante años hasta que se encontró en Los Ángeles, recorrió los EEUU y carece de propietario legal debido a una intricada disputa entre varios compradores que no recibieron la gema a lo largo de los años.
Pero la palma se la lleva este enorme pedrusco , de… ¡536 kilos de peso! Se encuentra en Hong Kong y fue hallada en Julio de 2007 en Madagascar. La gran diferencia de estas dos enormes joyas es que están aún sin tallar. En ese aspecto, Teodora sí que podría presumir de ser la esmeralda más grande del mundo… tallada, claro.
El transporte y subasta de Teodora se realizarán con todo tipo de medidas de seguridad. Su propietario, Mike Odenbach espera conseguir retransmitir la puja en TV o por Internet. ¿Tendrá público un reality show de subastas? Desde luego, con objetos como estos, muchos querrían verlo.
No sabemos dónde acabará, pero su propietario tiene claro que puede alcanzar un valor muy superior al del precio de salida: “depende de cuanto quiera pagar alguien por tenerla. El cielo es el límite”.
Vía CBC , El mundo y Minda
Fuente : la informacion.com
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