Una colaboración de Elena
Veamos algo sobre la soja, alimento vegetal muy rico en proteínas y de este alimento se puede obtener muchos derivados como aceite, lecitina, margarina, harina, leche, yogur, tofu, miso, tamari, tempeh, soja texturizada, etc. y suelen encontrarse en hamburguesas, salchichas, mayonesas, patés, helados, galletas, barras energéticas, panes, etc. y venderse en supermercados y en tiendas dietéticas. La soja es un alimento que tiene fama de disminuir el colesterol, el riesgo de osteoporosis y de las enfermedades circulatorias, a sus isoflavonas se le atribuye que alivia los síntomas de la menopausia, como los sofocos, y a su genisteína se le atribuye que evita el cáncer de mama.
Pese a tantas maravillas, respaldadas por publicaciones científicas, hay científicos disidentes y sus investigaciones aparecen en esas publicaciones, en libros, y por supuesto en internet. Sobre este tema declaró la Dra. Kaayla Daniel:
“Miles de estudios clínicos y epidemiológicos concluyen que el consumo de soja está ligado a la malnutrición, problemas digestivos, hipotiroidismo, declive cognitivo, problemas reproductivos, debilitamiento del sistema inmunológico, e incluso problemas del corazón y cáncer.”
En el Tercer Simposio Internacional sobre la Soja, celebrado en noviembre de 1999, el Dr. Lon White presentó una investigación realizada por japoneses-americanos que viven en Hawai que mostró relación entre consumir tofu dos veces por semana con el “envejecimiento acelerado del cerebro”.
La propaganda de la soja dice que los chinos y japoneses tienen menos tipos de determinados cáncer y lo atribuye a que consumen mucha soja, sin embargo dice The Weston A. Price Foundation en un artículo titulado Mitos y Verdades acerca de la Soja: “El consumo promedio de soya en Japón y China es de 10 gramos (cerca de 2 cucharitas) por día. Los asiáticos consumen alimentos preparados con soya en pequeñas cantidades como condimento, y no como un sustituto por alimentos de origen animal.”
Los granos de soja crudos contienen la enzima antitripsina, el ácido fítico, las lectinas de las que ya hablé, y fitoestrógenos. Sobre la soja declara Tom Valentine:
“Ningún otro producto alimenticio básico tiene tantos anti-nutrientes como la soja. Y por otro lado, ningún otro producto alimenticio tiene tantas firmas de relaciones públicas y logísticas trabajando a su favor.”
El ácido fítico se enlaza en el tuvo digestivo con minerales como el magnesio, el cobre, el hierro y especialmente con el zinc originando deficiencias de estos minerales.
A la enzima antitripsina se le atribuye que la soja sea anticoagulante y además impide la actividad de la tripsina que es una enzima que interviene en la digestión de las proteínas y en la asimilación de la vitamina B-12, por lo tanto perjudica la digestión de las proteínas y produce deficiencia de esta vitamina. La antitripsina, el ácido fítico y las lectinas disminuyen con el calor y con el germinado y casi desaparecen con la fermentación, por lo tanto la leche de soja y el tofu contienen menor cantidad que los granos crudos de soja y estos antinutrientes apenas los tienen el miso, el tempeh y el tamari, ya que estos derivados de la soja se obtienen por fermentación. En cambio los fitoestrógenos resisten el calor y la fermentación y por lo tanto los contienen tanto la soja como sus derivados.
La genisteína y la daidzeína son isoflavonas que contiene la soja y las isoflavonas, junto con otras sustancias, son fitoestrógenos. Las dos isoflavonas mencionadas son bocígenas, o sea, causan hipotiroidismo y las hormonas que produce las tiroides originan el crecimiento de los niños. Además, investigadores de la Universidad de Illinois descubrieron que la genisteína debilita el sistema inmunitario debido a que impide la formación de anticuerpos.
Veamos la cantidad de isoflavonas contenidas en la soja, en algunos de sus derivados y en algunas leguminosas que expone la página web de Consumer Eroski adaptada de la base de datos de Phytohealth:
Alimento
|
Isoflavonas (mcg/100 g)
|
Soja en grano
| 79.220 |
Batido de soja (soymilk)
| 8.800 – 25.200 |
Tofu
| 30.800 |
Harina de soja
| 133.800 |
Proteína de soja
| 17.800 |
Salsa de soja (tamari)
| 2.300 – 7.700 |
Tempeh
| 59.300 |
Miso
| 126.503 |
Brotes de alfalfa
| 67 |
Frijoles cocinados
| 6,3 |
Guisante (congelado) y cocido
| 4,2 |
Lentejas cocidas
| 5,1 |
Cacahuete
| 122 |
Como vemos hay muchísima más cantidad de isoflavonas en la soja y en sus derivados que en otras leguminosas y esto explica los efectos observados:
Efectos de las isoflavonas en los animales: Sally Fallon, periodista de investigación y la Dra. Mary G. Enig declaran:
“Se han observado desórdenes en el aparato reproductor, infertilidad, y enfermedades en la tiroides y el hígado debidas a la ingestión de isoflavonas en la dieta de varias animales, incluyendo ratones, guepardos, codornices, cerdos, ratas, esturiones y ovejas.”
Efectos de las isoflavonas en las mujeres: Las isoflavonas de la soja las consumen las mujeres para aliviar los síntomas de la menopausia, como los sofocos, y para disminuir el riesgo de osteoporosis y de enfermedades circulatorias, sin embargo, sorprendentemente, las investigaciones científicas no son coincidentes ya que unas afirman tales relaciones y otras no las han encontrado. Ignoro si las que lo afirman están hechas por investigadores independientes o por científicos relacionados con el lobby de la soja.
Efectos de las isoflavonas en bebes, niñas y niños: Sally Fallon y Mary Ening mencionan una investigación publicada en la revista científica BJU International de enero de 2000 y dicen:
“Un estudio de bebés nacidos de madres vegetarianas, publicado en enero de 2000, indicaba precisamente lo que podrían ser esos cambios en el desarrollo del bebé. Las madres que tenían una dieta vegetariana durante el embarazo tenían un riesgo cinco veces mayor de dar a luz un bebé con hipospadias, un defecto de nacimiento en el pene. Los autores del estudio indicaron que la causa era una mayor exposición a los fitoestrógenos en alimentos de soja que son populares entre los vegetarianos.”
Los estrógenos son hormonas sexuales femeninas. La soja contiene fitoestrógenos que son parecidos a los estrógenos naturales y a los estrógenos sintéticos de las píldoras anticonceptivas. El lobby de la soja ha promocionado el consumo de leche de soja, incluso para los bebés cuyas madres no pueden amamantar a sus hijos. El 25 % de los niños norteamericanos son alimentados con productos de soja en el biberón. Con esta sustitución el consumo de fitoestrógenos es 22.000 veces mayor que la cantidad de estrógenos que contiene la leche de mujer. El toxicólogo Mike Fitzpatrick calculó que un bebé alimentado exclusivamente con derivados de soja consume el equivalente a 5 píldoras anticonceptivas diarias. El resultado del excesivo consumo de estas pseudo-hormonas femeninas produce en las niñas prematuro desarrollo de las mamas y de otros caracteres femeninos y en los niños retraso en la pubertad.
La Dra. Kaayla Daniel, autora del libro La verdadera historia de la soja, declara sobre este tema:
“La soja contiene fitoestrógenos que pueden producir un funcionamiento anómalo de la tiroides y del aparato reproductor, así como niveles tóxicos de manganeso que pueden provocar daño neurológico y cerebral asociado con ADHD (Déficit de Atención con Hiperactividad) y comportamiento violento. Los bebés que toman leche maternizada de soja también corren un riesgo mayor de padecer problemas gastrointestinales, alergias, asma, menor absorción de minerales y menor coeficiente intelectual. Aunque la mayoría sabe que es mejor dar el pecho a los bebés, las mujeres que no pueden hacerlo escogen la soja pensando que es una opción más saludable. Esta decisión es un desastre.”
Efectos de las isoflavonas en los hombres: El Dr. Jorge Chavarro, de la Universidad de Harvard, realizó una investigación con 99 varones durante 6 años y concluyó que los que consumían derivados de soja cada dos días tenían 41 millones de espermatozoides menos que los que no la consumían, lo cual representa una diferencia de 33 a 50 % menos de espermatozoides.
Sobre esta investigación dice la página web de la BBC:
“La diferencia, afirman los científicos, fue importante. Incluso después de tomar en cuenta factores como la edad, el tiempo de abstinencia sexual, consumo de alcohol y cafeína, tabaquismo e índice de masa corporal.”
Sobre este tema dice The Weston A. Price Foundation en un artículo titulado Mitos y Verdades acerca de la Soja:
“El consumo de soya promueve el crecimiento de pelo en los hombres de edad media, lo que indica menores niveles de testosterona. El tofu era consumido por los monjes budistas para reducir el libido.”
Y dejando este tema, veamos una sorprendente declaración: En junio de 1998 el Dr. Mike Fitzpatrick se reunió con el personal del Departamento de Servicios de Salud de California para expresar su preocupación sobre el consumo de soja y la Dra. Susan Loscutoff, toxicóloga de ese Departamento, le respondió por escrito:
“Estoy de acuerdo en que los altos niveles de isoflavonas en las fórmulas para alimentar a los lactantes son motivo de preocupación.
No estoy de acuerdo en que los padres tengan el derecho a saber que las fórmulas a base de soja contienen isoflavonas y la clase de toxicidad que las isoflavonas puedan causar en los lactantes, ya que los padres no sabrían como interpretar esa información.”
O sea, que, según esta doctora, como los padres no saben interpretar la información sobre soja, lo correcto es que sus hijos deben de sufrir las consecuencias.
Y para terminar, veamos testimonios. La página web de ecoportal (www.ecoportal.net/content/view/full/21184) publicó varios testimonios, mostrando resultados tanto buenos como malos. Veamos uno de cada:
Jonathan Zanoni escribió el 19 de diciembre de 2006:
“Me parece excelente el uso de la soya en niños de todas las edades mi hija de tres años la a consumido con mucho éxito para su salud, es la dieta vegetariana definitivamente superior a la dieta animal ya que la mayoría de los animales están contaminados con alguna enfermedad o en su defecto han sido hormonalmente estimulados transfiriendo esto a nuestros organismos. Que no prevalezcan los intereses económicos egoístas de las grandes compañías de alimentos de origen animal”
Alejandro Escutia escribió el 3 de enero de 2007:
“Comencé a tomar soya hace aproximadamente 6 meses y mi salud comenzó a deteriorarse progresivamente. Tomaba una marca de leche de soya ‘orgánica’ diariamente y no me explicaba el inmenso deterioro en mi salud que sucedía día a día. Ahora me encuentro recuperándome de todos los trastornos de salud que provoca la soya. Incluso, un sobrino de tan solo 2 años la tomo por un tiempo como sustituto de la leche tradicional y también tuvo serias consecuencias en su salud.”
DISRUPTORES ENDOCRINOS
Entre los venenos que consumen los animales y los seres humanos, algunos son disruptores endocrinos, ¿qué quiere decir esto?
Un disruptor endocrino es una sustancia que altera el sistema endocrino aumentando, disminuyendo o interrumpiendo los procesos fisiológicos que son controlados por hormonas. José Santamarta Flórez, Director de Gaia y de la edición en castellano de la revista World Watch, los llama “… estafadores químicos que dificultan la reproducción de los adultos y amenazan con graves peligros a sus descendientes en fase de desarrollo.”
Las hormonas actúan en concentraciones muy pequeñas, tan bajas como décima parte por billón, y esto explica que los disruptores endocrinos actúen en el cuerpo humano en una concentración tan baja como en las que actúan las hormonas y por esto actúan en muy baja concentración como disruptor endocrino pero no puede actuar como veneno. Que los disruptores endocrinos actúen en muy bajas concentraciones es un peligro pero no el único, otro es que sus efectos no aparecen pronto sino que suelen tardar en manifestarse, con frecuencia varios años.
José Santamarta dice: “… las sustancias químicas disruptores hormonales representan un especial peligro antes del nacimiento y en las primeras etapas de la vida. Los disruptores endocrinos pueden poner en peligro la supervivencia de especies enteras, quizá a largo plazo incluso la especie humana.”
Los disruptores pasan de la madre al hijo primero a través de la gestación y luego por la lactancia y sus efectos varían de una especie a otra pero se observan en todos los casos que son diferentes al actuar sobre el embrión, el feto, el recién nacido o el adulto, siendo mayores en los fetos, los recién nacidos y en los jóvenes que en los adultos. Aunque actúa sobre el embrión sus efectos pueden producirse en la madurez.
Producen efectos como alteración de la función tiroidea, masculinización de hembras, feminización de machos (disminución del tamaño de los testículos y del pene), tumores y malformaciones en órganos sexuales femeninos, disminución de la fertilidad y esterilidad, deformaciones de las crías, disminución de la densidad de los huesos, huesos con malformaciones, etc. En los peses originan infertilidad o cambio de sexo y en las gaviotas y en los visones uniones sexuales entre hembras.
Veamos un caso de los efectos de los disruptores endocrinos: en 1980 se produjo un vertido del pesticida dicofol en el lago Apopka en Florida que afectó a los caimanes y sus efectos aparecieron diez años más tarde. La población de estos reptiles disminuyó significativamente. Había aumentado la mortalidad en los huevos, la mitad de las crias languidecían y morían antes de los diez días, las hembras que sobrevivieron tenían anormalidades graves en los ovarios y concentraciones de estrógenos en la sangre el doble de lo normal. Los jóvenes machos tenían penes anormalmente pequeños.
Esto es lo que los científicos han observado en los animales. En los seres humanos perjudica el funcionamiento de las tiroides, glándula pineal, cerebro, sistemas inmunitario y reproductor, etc. pero sus efectos son distintos en hombres, mujeres e hijos:
En los hombres: Disminución de la cantidad y calidad de los espermatozoides, aumento del tamaño de la próstata, esterilidad, cáncer de testículos, de próstata, etc.
El crecimiento de la próstata produce dolor y dificultad para orinar. En los países occidentales el 80 % de los hombres mayores de 70 años tienen esta anomalía que está aumentando.
El Dr. Niels Skakkebaek publicó en el Bristish Medical Journal en septiembre de 1992, que la cantidad media de espermatozoides humanos en 1940 era de 113 millones por mililitro de semen y en 1990 era de tan sólo 66 millones por mililitro, por lo tanto había disminuido un 45 %.
En las mujeres: pubertad adelantada, endometriosis, esterilidad, muerte embrionaria y fetal, cáncer de mama, de vagina, de ovario, de útero, etc.
El endometrio es la mucosa que cubre el interior del útero y la endometriosis consiste en la aparición y crecimiento del endometrio fuera del útero, sobre todo en la cavidad pélvica como en los ovarios, detrás del útero, en los ligamentos uterinos, en la vejiga de la orina o en el intestino, llegando a formar tumores que raras veces son cancerosos. La endometriosis produce dolor abdominal, menstruaciones muy abundantes, esterilidad, fatiga, diarrea, estreñimiento, etc. Los científicos ha comprobado que las que lo padecen tienen concentraciones mayores de PCB que las que no lo padecen.
En los hijos e hijas: poco peso al nacer, malformaciones, hiperactividad, problemas de aprendizaje, etc.
En las hijas: pubertad precoz, cáncer de ovario, etc.
En los hijos: criptorquidia (testículos no descendidos), penes sumamente pequeños, semen con pocos espermatozoides, concentración de testosterona menor de lo normal, esterilidad, etc.
Sobre este tema dice José Santamarta: “En las zonas de cultivo intensivo en la provincia de Granada, en donde se emplean el endosulofán y otros plaguicidas, se han registrado 360 casos de criptoquidias.”
Los disruptores endocrinos se encuentran en los vegetales y en las sustancias artificiales que crea el hombre. En los vegetales se han descubierto 20, los fitoestrógenos contenidos especialmente en la soja, son disruptores endocrinos. Existen en el mercado unas cien mil sustancias químicas sintéticas y cada año se introducen unas mil. La Unión Europea ha identificado 680 sustancias que son disruptores endocrinos e ignoramos cuantos más hay entre tantas miles de sustancias sintéticas. Como el estudio de los disruptores dan pérdidas y no ganancias, aunque es fundamental para le perpetuidad de la especie humana, los gobiernos destinan poco dinero para su investigación.
José Santamarta dice sobre los disruptores creados por el hombre y los naturales:
“Estos imitadores artificiales de los estrógenos difieren en aspectos fundamentales de los estrógenos vegetales. Nuestro organismo es capaz de descomponer y excretar los imitadores naturales de los estrógenos, pero muchos de los compuestos artificiales resisten los procesos normales de descomposición y se acumulan en el cuerpo, sometiendo a humanos y animales a una exposición de bajo nivel pero de larga duración. Esta pauta de exposición crónica a sustancias hormonales no tiene precedentes en nuestra historia evolutiva…”
“Los imitadores hormonales artificiales suponen un peligro mayor que los compuestos naturales, porque pueden persistir en el cuerpo durante años, mientras que los estrógenos vegetales se pueden eliminar en un día.”
Los disruptores endocrinos están en el aire, en el agua, en los alimentos, en los plásticos (incluidos biberones), detergentes, ropa, recubrimiento de sartenes y utensilios de cocina, lentes, filtros, cosméticos, pinturas, barnices, zapatos, tintas, lubricantes, pesticidas, envases de agua, revestimiento de latas de conserva, espermicida de preservativos, algunos materiales de uso sanitario, jeringas, etc.
Los disruptores endocrinos son muchas de las sustancias ya mencionadas, son la talidomida, DES, DDT, DDE que es un metabolito del DDT, dioxinas, furanos, PCB, plaguicidas organoclorados, lindano, triazina, dieldrín, endosulfán, hexaclorobenceno, ftalatos, alquifenoles, nonilfenol, alquilfenoles, etc.
Es de destacar que las isoflavonas son disruptores endocrinos y la soja los contiene en gran cantidad y esto si que puede perjudicar a los vegetarianos y a los veganos, especialmente si les da por consumir gran cantidad por temor a que les falte proteínas.
Los granjeros no se contentan con la cantidad de leche y de huevos que de forma natural producen sus animales sino que como la ambición humana no tiene límite, quieren aumentar su producción y para satisfacerlos han trabajado los científicos que descubrieron que algunas sustancias aumentan esa producción. Sabemos que quienes producen leche y ponen huevos son las hembras, no los machos, y la producción de leche y huevos está controlada por hormonas, lógicamente femeninas, por lo tanto dándole a los animales hormonas femeninas o sustancias parecidas a esas hormonas se logra tal objetivo. Por supuesto que no solo se logra aumentar la producción de leche y huevos sino que esas sustancias van a parar a la carne, a la leche y a los huevos y de aquí a los niños, a las mujeres, embarazadas o no, a los niños y niñas y a los hombres, y esas sustancias parecidas a hormonas femeninas, consumidas en periodos críticos producen en los hombres su feminización y a las niñas las convierte en mujeres prematuramente, y esto aparte de otros muchos efectos desastrosos que producen los disruptores endocrinos.
Además, es de observar que la mayoría de los disruptores endocrinos imitan a los estrógenos que son hormonas femeninas y algunos como la vinclozolina y el DDE (metabolito del DDT, o sea, sustancia de descomposición del DDT) bloquea los mensajes de la testosterona (que es una hormona masculina), por lo tanto lo que logran los disruptores endocrinos es feminizar a los animales y a los seres humanos, fenómeno que probablemente va en aumento, ya que nos encontramos a muchos hombres afeminados y que quieren ser mujeres, lo cual sospecho que va en aumento, pero creo que es más difícil encontrarse con mujeres varoniles y que quieren ser hombres.
Los veganos por una parte, al no consumir productos animales, se libran de las hormonas feminizantes que ellos contienen, a diferencia de los vegetarianos y de quienes comen de todo, y por otra parte al estar su comida menos contaminada, consumen menos disruptores endocrinos que quienes comen de todo pues sobre este tema dicen el Dr. Manuel Pombo y L. Castro, de la Unidad de Endocrinología Pediátrica de la Universidad de Santiago de Compostela, dicen:
“Las formas de exposición y las vías de entrada de los contaminantes hormonales son muy diversas, pero debido a su acumulación en la cadena alimentaria, la vía digestiva es la principal ruta de exposición para el hombre.”
www.ecociudadelasastron.comFUENTE:MAESTROVIEJO
0 comentarios:
Publicar un comentario