foto/ AFP |
De noche y de día, unos individuos de
rostro cobrizo montan guardia en un parque de acacias polvorientas que apenas
los protegen del inclemente sol de norte argentino. El objeto que custodian con
tanto celo es un meteorito de 37 toneladas, caído hace 4.000 años en una región
de la provincia de Chaco, conocida como Campo del Cielo.
Ellos entienden que haría falta una
grúa para mover semejante mole y un camión con acoplado para llevársela del
parque. Pero ni con ese argumento las autoridades han logrado convencer a los
moqoit, una de las etnias originarias del país, de que levanten la vigilia.
"Para nuestros antepasados la piedra fue un mensaje de los dioses. Algo que está
más allá del entendimiento de los mortales. Un misterio que queda por descifrar. Uno puede compartir o no esa creencia, pero la roca es lo poco que queda de nuestra cultura y la vamos a proteger", dijo a la prensa Roberto Núñez, un miembro de esa comunidad. La polémica en torno a 'Chaco', como bautizaron los científicos al aerolito, surgió a finales de 2011, cuando el consejo legislativo de la provincia aprobó que fuese trasladado a Alemania, para ser exhibido en la feria Documenta 13 que se desarrollará en la ciudad de Kassel entre el 9 de junio y el 16 de septiembre.
El pedido vino de los artistas plásticos Guillermo Faivovich Y Nicolás Goldberg, con la idea de presentar en la feria un proyecto acerca del impacto cultural de los meteoritos. En 2010, los artistas llevaron a cabo un proyecto similar en la feria Portikus de Frankfurt, donde unieron las dos mitades de El Taco, un meteorito de 1.988 kilos descubierto en 1962 por una expedición argentino-estadounidense que se dividió el hallazgo. Pero en esta ocasión, los artistas se encontraron con una resistencia tan sólida como el objeto celeste que pretenden trasladar por tierra a Buenos Aires, a 1000 kilométros de Chaco, y de allí en barco hasta Alemania. La roca en cuestión fue parte de la lluvia de meteoritos que impactó el noreste argentino abriendo unos cráteres que se fueron desgastando por efecto de la erosión.
El único agujero que resistió el desgaste fue descubierto para la ciencia en 1969 por Raúl Castro, un habitante de la zona. Pero desde mucho antes los moqoit peregrinaban hasta ese lugar, para rendir culto a sus divinidades. En 1972 el astrónomo de la NASA, William Cassidy, dirigió las excavaciones que dieron como resultado la total exposición del segundo meteorito de mayor masa que se haya encontrado, después del Hoba: un coloso de 66 toneladas que impactó hace 88.000 años el suelo de la actual Namibia. En 1980, los jefes moqoit llegaron a un acuerdo con las autoridades provinciales para que la mole de hierro fuese trasladada a su actual emplazamiento. Pero no más allá. A favor y en contra Los indígenas no son los únicos que se oponen a que el meteorito viaje a Alemania. "El meteorito Chaco no se va de Chaco", asegura Jorge Castillo, integrante de la Comisión de Defensa del Patrimonio Cultural y Natural del Chaco. "Nadie duda de las buenas intenciones de los artistas, pero los propios organizadores de Documenta desistieron del proyecto, en cuanto se enteraron de las objeciones de los indígenas chaqueños", dijo Castillo a la agencia AFP.
Aquellos que están a favor de que sirva de piedra angular –valga la redundancia- a la muestra artística, destacan los beneficios que reportaría al promover el turismo a una de las provincias más pobres de Argentina. "A Documenta la visitan alrededor de 1 millón de personas de todo el mundo. Qué mejor oportunidad para dar a conocer nuestra región", alega Theresa Durnbeck, secretaria de Asuntos Internacionales y Promoción de Chaco. Probablemente, el bando que dirige Jorge Castillo termine por imponer su criterio.
Pero los hombres de tez cobriza no se moverán mientras persista el riesgo de que la piedra celestial, con su enigmático mensaje divino, emigre a tierras lejanas.
fuente/ El Mundo
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