jueves, 23 de febrero de 2012

LEYENDAS DE GUADALAJARA

El niño que le temía a la oscuridad





Se cuenta de un niño llamado Ignacio (Nachito), desde los inicios de su vida tuvo un miedo extremo hacia la oscuridad; era tal ese miedo que si no había luz en el lugar donde dormía, lloraba y gritaba. Así fue hasta la edad de cinco años cuando falleció, dado a que su niñera olvidó encender las cuatro luces (que se encontraban en las esquinas de su habitación).



otra version dice:

que uando cumplió un año falleció ya que se cuenta que una noche, los padres del pequeño tuvieron que dejar la casa en la madrugada dejando solo al niño con sus acostumbradas velas para iluminarle su cuarto; siendo que por extrañas razones del destino, el viento le jugo una mala pasada a Nachito apagando todas las luces que lo iluminaban y al despertar el pequeño en medio de la oscuridad, fue tal su miedo que murió en su cuna.

Fue sepultado en el panteón de Belén; sin embargo las dificultades siguieron, ya que el velador cada mañana veía el féretro del niño fuera de su tumba, por lo que debía ser introducido de nuevo a su lugar cada mañana. También se cuenta que se veía su fantasma en la puerta del camposanto tratando de llegar a la luz de la calle.

Ante esto, sus padres decidieron modificar la tumba, haciendo un féretro de piedra que estuviera en el exterior con cuatro antorchas alrededor de él, allí fue puesto el cuerpo del niño y desde ese momento todo ha regresado a la normalidad. Hoy en día se le pueden dejar ofrendas como dulces o juguetes, tal vez para que el niño siga descansando con tranquilidad y pueda jugar cuando su espíritu salga de noche.







La apuesta





e cuenta de un grupo de amigos que estudiaban medicina en el Hospital Civil…un día, uno de ellos hizo una apuesta con sus compañeros: entraría al panteón de Belén a las ocho de la noche, hora en que según la creencia salían los muertos de sus sepulcros y clavaría un clavo para constatar su presencia.

Dadas las ocho en el reloj, el joven brincó la barda con clavo y martillo camino hasta el fondo del panteón y clavó el metal puntiagudo en la pared; sin embargo, al quererse retirar del lugar, notó que alguien o algo le detenía su saco, fue entonces que se llenó de pavor y horror a tal punto de perder la conciencia, sus compañeros le esperaron una hora y al notar que no llegaba entraron al panteón a ver lo que pasaba; sin embargo, fue demasiado tarde ya que el joven yacía muerto. Lo hallaron tendido en el suelo con el saco sujeto a la pared con él. Se dice que los compañeros del joven enloquecieron.




Las monedas


Se dice de un señor que residía en la ciudad y tuvo que partir a la costa para arreglar asuntos de negocios con sus terrenos. Partió en la tarde, pero no llegó a su destino pues fue asesinado en una emboscada.

Se dice que murió antes de anochecer; sin embargo, en la noche cuando su familia se encontraba dormida, su hija mayor le vio llegar. Al verlo, él le dio ordenes de seguirlo en silencio, la llevó al escritorio de donde sacó un compartimiento con monedas de oro, dejó instrucciones y rato después partió a un viaje largo, según lo que el ánima contó a su hija.

Al día siguiente la terrible noticia llegó a oídos de la familia, la muchacha platicó lo que había pasado con su padre la noche anterior, aunque aquella noche que fue asesinado logró defenderse y matar algunos culpables de la emboscada.



La carretera de Mexicaltzingo



Esta leyenda narra sobre la grave penitencia que tuvo que pagar un hombre acaudalado por prometer y no cumplir el pago de una "manda" (exvoto católico).

Cuenta la leyenda que dicho hombre acaudalado, al verse aquejado por una grave enfermedad prometió al párroco y a viva voz ante el altar, terminar de construir la iglesia del pueblo de Mexicaltzingo, si se le concedía la salud.

Cuando su petición fue milagrosamente concedida, el hombre procedió a hacer grandes planes para su obra prometida, pero pronto los olvidó por la alegría de estar de nuevo en buena salud. Al paso de los años, el párroco murió y también el rico comerciante y la obra nunca se vio empezada. Cuenta la leyenda que luego del "novenario" (nueve días de luto y oración tradicionales) de éste último, la gente del pueblo vio varias veces una pesada carreta fantasmal cargando rocas dirigirse a la iglesia y desaparecer dentro de ella.

La gente del pueblo interpretó esto como el alma del comerciante penando por pagar lo que no había hecho en vida.


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Gracias a :
¬¬ skellington 

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