Seres extraterrestres
salvaron la Tierra de la destrucción más de cien años atrás. Esta
hipótesis fue planteada por un científico de Siberia, Yuri Lavbin.
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Yuri Lavbin |
Cuando un cometa enorme
se acercó muy pegado a nuestro planeta el 30 de junio 1908, un nave
espacial extraterrestre kamikaze arietó el cometa. La colisión produjo
una gran explosión, los fragmentos del cometa se difundieron por
Siberia, y el más grande de ellos fue llamado “el meteorito de
Tunguska”, cree el científico.
Las razones de la
conducta heroica de los extraterrestres aún no son conocidas. Tal vez
estaban tratando de salvar la Tierra, o fue una coincidencia fatal. La
explosión en Siberia derribó árboles en una área de dos mil kilómetros
cuadrados. Durante unos días en el territorio desde el Atlántico hasta
Siberia central se observaban una intensa luminiscencia del cielo y las
nubes brillantes. Todavía es un misterio, qué ocurrió entonces en el
cielo sobre la taiga siberiana.
El jefe de la fundación pública “El fenómeno de Tunguska”, Yuri Lavbin,
comentó a La Voz de Rusia:
- Fue una nave kamikaze. Al parecer, no tenía la energía suficiente, la
masa era grande, y la nave misma arietó el cometa. El cometa se rompió.
Nosotros encontramos los fragmentos del cometa en toda Siberia.
En el lugar de la
explosión, en la region de Krasnoyarsk (Siberia oriental), hemos
encontrado un cráter con un diámetro de 500 metros y unos cráteres
pequeños en torno de 100-150 metros cada uno.
También se encontraron fragmentos de una nave espacial extraterrestre en
este sitio.
El análisis químico
reveló que el material (una aleación especial de hierro y silicio), de
los cuales están compuestos, no puede ser recreado en la Tierra.

La potencia de la
explosión indica que, muy probablemente, los extraterrestres son
culpables del accidente, afirma Yuri Lavbin:
- La potencia de la explosión, que tronó sobre la taiga siberiana,
equivalió a 50 millones de toneladas de trilita. Esta explosión fue 2-3
mil veces más potente que las bombas tiradas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Una explosión similar tuvo lugar en Novaya Zemlya (Árticas), cuando la
URSS probaba una bomba de hidrógeno. Incluso desde España el cielo quedó
iluminado en plena noche.
Los sismógrafos en todo
el mundo registraron la explosión. No se llevó a cabo en la Tierra y en
el espacio, sino en alguna zona de la atmósfera.
El científico siberiano cree que casi todas las hipótesis fantásticas
propuestas durante un siglo, son insostenibles, a excepción de una:
participación de las civilizaciones extraterrestres. Yuri Lavbin insiste
en que la explosión entre el cielo y la tierra sólo pudo ocurrir como
resultado de la colisión de dos objetos:
- La probabilidad de la participación de los extraterrestres es 99%.
Porque simultáneamente con la fijación de la onda sísmica se registró
una tormenta magnética.
Una tormenta magnética puede ocurrir solo por efecto de una explosión de un dispositivo técnicos en la atmósfera.
Yuri Lavbin ha encontrado una nueva confirmación
de su teoría extraterrenal. Son piedras pequeñas con la imagen de los
rombos y cuadrados:
- Estos son cristales de cuarzo. Su dureza es sólo superada por la de
diamantes. Para hacer tales dibujos, se requiere una tecnología
especial.
Decidimos establecer,
que es necesario para hacer tal dibujo. Nos dirigimos al Instituto de
Física, donde hay una instalación láser. Pero la instalación sólo apenas
pudo arañar el cristal, aunque corta acero como mantequilla. Cuando mostramos el cristal a los geólogos, ellos dijeron que la piedra es de origen extraterrestre.

De no haber explotado
antes de impactar en la Tierra se hubiese generado posiblemente un
invierno nuclear al levantarse tal nube de polvo, que no hubiese dejado
entrar la luz solar durante mucho tiempo.
En toda Europa se
registraron ondas sísmicas parecidas a las de un terremoto, así como
diversos trastornos en el campo magnético terrestre. Más tarde, los
meteorólogos hallaron en los registros de sus microbarógrafos que las
ondas atmosféricas producidas por la detonación habían dado dos veces la
vuelta a la Tierra.
Los supervivientes de la zona afectada por la explosión lo describieron como un hongo gigante que se elevaba por los aires.

Muchos de esos
supervivientes murieron a los pocos días por causa de extrañas
enfermedades. Durante años se pensó que la población había quedado
afectada por radiación nuclear, habiendo sido descritas mutaciones en
los hijos de los nativos y en
los animales. Se suscita la posibilidad de que lo que afectaba a los
nativos de la zona era una enfermedad que les cubría de pústulas y
mataba a familias enteras, lo que llevó a los médicos de la expedición
liderada por Genadi Plejánov llegar a la conclusión de que una epidemia
de viruela había afectado a los nativos tras la explosión.
La deflagración calcinó
la flora y la fauna de la región, y devastó Vanavara, un pequeño poblado
situado a 60 kilómetros. Un hongo de polvo y cenizas se alzó hasta los
15 kilómetros de altitud y originó una lluvia de oscuros copos en toda
la zona. Por la noche, un cielo 100 veces más brillante de lo habitual
permitió a los habitantes de cientos de ciudades europeas como Londres,
Berlín o Burdeos, leer la prensa o tomar fotografías sin luz artificial.
fuentes/spanish.ruvr.ru
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