martes, 4 de septiembre de 2012

AVISTARON UN YETI EN ARGENTINA

¡Creer o reventar! Ahora tenemos nuestro propio Yeti. Lo es que un monstruo humanoide aterroriza a los salteños. Se trata del llamado Yeti argentino, más conocido por el Ucumar. 

Gauchos y aborígenes de La Unión, un municipio del  salteño, 450 kilómetros al nordeste de la capital provincial, en el departamento de Rivadavia, están anonadados y piden ayuda a las autoridades. 

Es que desde hace tres meses los puesteros de la  no tienen paz, ya que un extraño ser -peludo, de aspecto humanoide, que se desplaza en dos patas y mide 1,70 metro aproximadamente- ronda sus puestos. 

“Es el famoso Ucumar”, aseguran, al hacer mención al mítico mamífero desconocido, siempre visto pero jamás capturado que, como el Yeti del Himalaya, suele ser visto por las zonas selváticas salteñas. En la banda Sur del río Bermejo hay decenas de testigos que cuentan sus encuentros con el extraño ser. Un gaucho lo siguió y hasta tomó fotografías de sus huellas, pero no pudo hallarlo. 

Pascuala Alzogaray, quien fuera hasta hace dos años concejala por el municipio de La Unión, fue quien, a principios de este mes, puso en alerta a la policía de la presencia del animal. Cabalgó 25 kilómetros desde el paraje El Carmencito, cerca de la finca El Divisadero, para pedirles a los policías del destacamento que hicieran algo. Al día siguiente, los efectivos rastrillaron la zona, pero sólo recogieron testimonios. 

“Mucha gente ha visto al bicho de dos patas, brazos largos, boca ancha, dientes prominentes y un olor fétido que apichona hasta a los perros”, dijo un cabo. 

“Parece que no es agresivo pese a su aspecto terrible, pero la gente está con miedo. Tengo en mi celular decenas de mensajes de aborígenes y criollos, dándome cuenta de los avistamientos”, señaló Pascuala. En tanto,los periodistas entrevistaron a María y Marta Acosta, dos hermanas de la etnia wichi, quienes aseguran haberlo visto. 

“El otro día sentimos un ruido frente al rancho -contaron las mujeres-. Salimos a ver y divisamos una figura rara. Era de noche. Pensamos que era el patrón, pero al acercarnos, casi nos morimos: era un ser raro, cubierto de pelo, muy hediondo, con olor a suela quemada. Nos miraba y tenía los ojos tristes”, coincidieron. “Luego huyó y los perros no lo siguieron”, apuntaron.
 

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